Estimados Editores,

Aunque estoy seguro que el propósito fue bien intencionado, como biólogo marino y como miembro del Grupo Especialista en Tortugas Marinas debo decir que la información del artículo previamente mencionado (“Nadar con Tortugas Ayuda a Protegerlas” edición del mes de abril) es tanto errónea como peligrosa para la conservación de las tortugas. Bajo ninguna circunstancia deben los turistas interactuar físicamente con las tortugas durante el proceso de apareamiento, y menos aún si son personas que no han sido entrenadas en el campo de la biología de las tortugas marinas y la ecología. Aunque es cierto que algunos pescadores remueven los anzuelos o las redes de las tortugas, la mayoría del tiempo no tienen los conocimientos necesarios en cuanto a la mejor forma de hacerlo y terminan causando más daño que bien; muchas veces provocando daños internos severos a los animales.

Los turistas siempre deben ser alentados a disfrutar de la naturaleza y la vida silvestre – pero a la distancia. Durante el apareamiento, las tortugas marinas macho son territoriales y pueden ser peligrosas. El concepto de que nadar con las tortugas ayudará a salvarlas es absurdo. Apoyo la idea del turismo en relación a las tortugas como una forma de recaudar fondos para la conservación de las mismas, así como para crear conciencia en las personas, pero la interacción entre los humanos y la vida silvestre nunca estará recomendada. Es obvio que en este caso las personas tienen buenas intenciones pero carecen del entrenamiento y la conciencia necesarios para realizar este tipo de turismo de una forma responsable y, por lo tanto, de ninguna manera debería ser promovido en su periódico.
La idea de llevar a los turistas a observar a las tortugas marinas en el agua no es, por si misma, una mala idea.

Estos hombres tienen la oportunidad de hacer grandes cosas al educar a los turistas sobre los riesgos y amenazas que afrontan las tortugas marinas, así como sobre los cambios en el estilo de vida y hábitos de los seres humanos (por ejemplo, comer menos camarones, elegir de una forma inteligente los mariscos para el consumo, utilizar más plástico y bolsas para compras reutilizables evitando así las bolsas plásticas, etc.).

Ciertamente, luego de ver a las tortugas en su hábitat natural, es mucho más probable que las personas adopten estás costumbres; así es como ocurre el cambio en el comportamiento a favor de la conservación. Sin embargo, no deben interactuar con estos animales ni molestarlas en el agua - como en todos los casos de turismo de vida silvestre, el lema siempre debe ser “ver y no tocar”.

Alec Hutchinson
Conservacionista de tortugas marinas / Biólogo marino

> LEA EL ARTÍCULO ORIGINAL EN LA EDICIÓN DE APRIL ARCIVADA AQUI

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