Todavia bajo alerta roja, 236 hombres, mujeres y niños están durmiendo y comiendo en tres refugios designados en el distrito de Samara, comunidad donde ocurrió el epicentro del terremoto de magnitud 7,6 que sacudió y sorprendió a muchos durante la mañana del miércoles, 5 de septiembre.

Gente esperando en fila para obtener agua y alimentos en el albergue del salón comunal de El Torito.

Dos días después del terremoto, en el refugio en el salón comunitario de El Torito, los niños juegan y andan en bicicletas dentro del salón mientras otros se sientan alrededor de los bordes de la sala sobre colchones, o esperando en una fila para las raciones de comida y agua.

Al mediodía del viernes 7 de septiembre, representantes de organizaciones vivas de la comunidad fueron convocadas a petición de Adriana Rodríguez, Vicealcaldesa y Presidenta del Comité de Emergencia Municipal, para revisar los daños causados por el sismo y discutir las medidas necesarias para atender las necesidades de emergencia actual y las futuras.

El punto mas importante ahora, es identificar más refugios en caso de que más personas los necesiten mientras se continúan las réplicas, que llegan a ser ya más de 1000. Bonifacio Diaz, síndico del distrito de Samara, indica que 74 familias están siendo protegidas en el salón comunal de Santo Domingo, 72 en el salón comunal de El Torito y 90 en los pasillos de una casa grande privada a la entrada de Santo Domingo.

Díaz informó que una casa en San Fernando es inhabitable y otra esta con graves daños, además que una casa en El Torito esta completamente destruida y otra seriamente dañada. Un puente entre Samara y Carrillo también causó preocupación, según Díaz, a pesar de que el Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI) dijo a VON que los puentes en la zona de Samara están bien.

Las escuelas no sufrieron daños importantes, aunque el cielo raso y una pared en la oficina de la escuela primaria fueron dañados, y también fue dañada la pantalla del ordenador del director al caerse.

Hombres, mujeres y niños en el salón comunal de El Torito.

El Jefe de Policía de Samara, José Ángel Gómez Matarrita, informó que distribuyeron 100 colchones, colchonetas de espuma  y sábanas a los diversos refugios, pero que no están “ni cerca” de poder darles a todos. Algunos niños han estado durmiendo en el piso de concreto.

La mayoría de quienes utilizan los refugios son de El Torito, ocupantes del precario llamado Pueblo Nuevo. Gómez ha recibido algunos reportes de robos, especialmente de gallinas, de los que están en los refugios y que han dejado sus casas desatendidas.

Virginia Mendoza Hernández, residente del precario, cuenta que muchas de las bases de madera sobre las cuales las casas están construidas, fueron agitados por el sismo, provocando que las casas se inclinen. Ahora, su marido está reparando su casa, y los vecinos están haciendo rondas periódicamente para desalentar más robos.

Alimentos y agua son escasos
Julia Pérez Pérez no ha estado durmiendo en el refugio, a pesar de que su casa en El Torito está por debajo de la colina bajo riesgo de un derrumbe, pero ella baja al refugio en el salón comunal para buscar agua.

Las tuberías de agua de la ciudad fueron dañadas y tienen muchas fugas, informó Sergio Jirón Martínez, quien esta ayudando a la Asociación de Desarrollo de Samara. Sin embargo, el viernes 7 de setiembre, un equipo de la ASADA de El Torito estaba trabajando en la fijación de los tubos y prometió tener el tanque lleno, por lo que no habría ninguna falta más de agua.

Jirón Martínez informó que aunque 74 familias duermen en el albergue de El Torito, más de 100 están allí durante el día para buscar provisiones.

Beatriz Jirón Arias, coordinadora del refugio, dijo que durante los primeros dos días, la gente traía los alimentos que podían desde se casa y que ya para el viernes, llego el PANI (Patronato Nacional de la Infancia), a petición de la Comisión Nacional de Emergencia (CNE), a distribuir alimentos.

Aunque lo peor ya termino, Jirón Arias dijo que puede pasar un tiempo largo antes de que algunas familias tengan una vivienda nuevamente, especialmente los del precario cuyos ranchos de madera se derrumbaron. Como ellos invadieron propiedades, Jirón Arias explicó que el CNE no puede ayudarles a reconstruir sus hogares.
El agua en Samara y Cangrejal están sin problemas después del terremoto.

Servicios médicos son limitados
Otro grave problema ha sido la falta de servicios médicos. Después del terremoto, la presencia de vidrios rotos, junto a las preocupaciones sobre la integridad estructural y la antigüedad del edificio, causaron que el equipo médico solicitara cerrar la clínica Ebais.

Ellos no pudieron reabrir hasta el viernes 7 y sólo para atender emergencia (se atendieron 14 casos hasta las 2 p.m.) con el fin de evitar que se acumulen muchas personas en el edificio, en caso de que una réplica cause más daños.

La clínica privada también está cerrada y no abrirá hasta el lunes 10 de septiembre ya que el médico esta en un congreso.

Esto llevó a los líderes de la comunidad a escribir una carta al Ministro y al Viceministro de Seguridad Pública, solicitando una unidad médica móvil, así como una carta al alcalde y Vicealcaldesa solicitando el apoyo del Gobierno con una ambulancia, y la información sobre la situación actual ya que existe temor entre la población.