Un caso curioso ocurrió el pasado mes de octubre cuando un mesero del Gilded Iguana en Guiones recibió una propina grande por parte de un cliente generoso. Sin embargo, gracias a una política poco conocida por parte de las compañías de tarjeta de crédito mediante la cual se restringen los pagos de propinas, el resultado final para el mesero fue tan solo una fracción de ese monto.
Andrey “Coco” Eduarte recibió tan solo el 25% del monto total de la propina. “Me sentí como si este tipo quería tratarme muy bien”, afirmó.
La factura del cliente por una cena y bebidas para un grupo de personas fue de 50,000 colones, y el comprobante de la tarjeta de crédito mostraba una deseable propina de 25,000 colones. Sin embargo, debido a la política de restricción de propinas impuesta sobre cada transacción por separado, el monto total para Eduardo fue de tan solo 6,300 colones. |
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“Primero me sentí muy bien porque me dieron una propina por el buen servicio brindado, pero después me sentí mal por los clientes porque querían tratar bien a los meseros y no se les permitió hacerlo por esta política”, explicó Eduarte.
La propietaria de la Iguana, Joellen Hughes, asegura que esto es injusto con su personal. “Ellos me lo demuestran todo el tiempo”, afirmó. “Ha ocurrido durante años y quiero cambiar de banco, así que probablemente los contactaré de todos modos. Esta es la gota que derramó el vaso”.
De acuerdo al Director de Medios Electrónicos de Pago del Banco Nacional, Marco Vinicio Calderón, esta política es bien conocida por el Banco Nacional de Costa Rica, y afirmó que las compañías de tarjetas de crédito las han implementado con el fin de luchar contra las actividades fraudulentas con tarjetas de crédito, un medio popular para el robo de identidad y otras actividades ilegales.
“Efectivamente”, explicó “en los reglamentos operativos de las marcas existe una restricción en cuanto a que los ajustes de montos por propina no pueden exceder el 15% para las tarjetas VISA y no pueden exceder un 20% para las MasterCard.”
“El Banco Nacional debe acatar esos reglamentos,” afirmó Calderón.
Aunque algunos creen que los bancos se están embolsando parte de las propinas pagadas, esta creencia no está basada en hechos.
La transacción se procesa electrónicamente, la propina se calcula, se le cobra al cliente y se paga el total si el mismo está por debajo del límite establecido por las compañías. En casos en donde la propina sea superior al monto restringido, se le carga al cliente únicamente el monto máximo permitido por el proveedor de tarjetas de crédito, y el resto se queda en el bolsillo del cliente.
Militza González, representante de VISA para América Latina y el Caribe, explicó al VON que “VISA no impone, limita o control las propinas en ninguna transacción”. El Departamento de Relaciones Públicas de MasterCard expresó la misma posición.
Tras un breve debate entre bancos, compañías procesadoras de medios de pago y las compañías de tarjetas de crédito, el VON obtuvo una confirmación en cuanto a esta política por parte de Angélica Gutiérrez, vocera de MasterCard para América Latina y el Caribe.
“Para prevenir un mal uso de los medios de pago y proteger a los tarjetahabientes, se ha marcado un límite en cada transacción de 20% adicional al monto autorizado,” explicó Gutiérrez.
Calderón, del Banco Nacional, se refirió al motivo por el cual se implementó esta medida de protección al cliente. “Lo que se ha registrado, en pocos casos”, afirmó “es cuando el tarjetahabiente ha indicado que no aprobó la propina y el comercio la cobra. Esta situación ha generado reclamos por parte de clientes”. Sin embargo, no detalló cuantos casos de este tipo se han registrado.
“Desde el punto de vista de un riesgo de fraude, entiendo la posición de las compañías de tarjetas de crédito”, dijo Hughes. “Simplemente no quieren lidiar con las complicaciones del papeleo y trámites que conllevan cada caso de fraude cuando el cliente regresa a su país”.
Sin embargo, ya que este proceso existe, y los clientes generosos desean poder dar propinas superiores a las cantidades restringidas por las compañías, “tendrán que hacerlo en efectivo”, afirmó Hughes.
MasterCard ofreció otra solución, aunque más engorrosa. “Si el tarjetahabiente desea dar un monto adicional a este, se puede realizar otra transacción para el pago de la propina,” explicó Gutiérrez.
“Cada día los meseros pierden dinero”, asegura con decepción Hughes. “Pienso que los clientes deben estar conscientes del proceso, pero es realmente difícil e incómodo para nosotros explicarles esto al lado de la mesa. Hemos intentado colocar una explicación en nuestros porta facturas, también hemos pensado en colocar un rotulo en algún lugar dentro del bar, ya que es algo incómodo de decir”.
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