Inicia enero y con él las tan esperadas vacaciones largas de los niños y jóvenes que, después de un año de estudio, lo único que desean es divertirse y disfrutar de su tiempo libre. Sin embargo, si piensa que los videojuegos son una forma sana y entretenida de pasar el tiempo durante las vacaciones, ¡piénselo dos veces!
Se ha demostrado que los niños y adolescentes entre los 9 y 17 años son los mayores usuarios y seguidores de videojuegos. Así mismo, en base a un estudio realizado por el Programa Sociedad de la Información y Conocimiento (PROSIC) de la Universidad de Costa Rica en el 2008, esto es aún más frecuente entre los hombres y entre aquellas personas de mayor nivel socioeconómico.
Pero, como padre ¿se ha detenido a pensar en las consecuencias de regalar una consola de videojuegos o un videojuego, en especial si este es violento? Al hacerlo no solo está promoviendo el sedentarismo en sus hijos, exponiéndolos a consecuencias negativas para su salud, tales como la obesidad, hipertensión o diabetes, sino que además sus hijos interactuaran menos con otros niños y personas a su alrededor, afectando así sus capacidades para socializar y relacionarse.
Pero quizás el efecto más peligroso es el publicado a inicios de diciembre por un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana en los Estados Unidos, quienes lograron demostrar que los videojuegos, y en especial aquellos con temas violentos, pueden alterar la función cerebral en quienes los juegan.
Por primera vez, y mediante imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés), los investigadores lograron establecer una relación directa entre el uso de videojuegos violentos y la actividad cerebral al evaluar a 22 hombres sanos, entre los 18 y 29 años de edad. Luego de una semana de jugar videojuegos violentos, quienes lo hicieron mostraron una menor activación en ciertas regiones del cerebro que están directamente relacionadas con las funciones cognitivas y el control e inhibición de las emociones.
Aunque se desconoce si estos efectos son permanentes, el estudio evaluó a los participantes una semana después de no jugar videojuegos, encontrando que la activación cerebral de los mismos había aumentado pero sin normalizarse por completo, determinando así que los videojuegos violentos si producen efectos a largo plazo en el funcionamiento cerebral.
Ante estos hallazgos, se ha vuelto a encender la controversia acerca de los peligros que representan los videojuegos sobre el comportamiento y la salud de quienes los juegan y, aunque en los Estados Unidos el tema si ha sido considerado por las autoridades, en Costa Rica no se ha determinado si debería existir algún tipo de limitación o regulaciones legales para el uso y comercialización de los mismos.
Por el momento, tanto los padres como quienes dedican su tiempo libre a estos juegos deberán utilizar el sentido común, aplicando los siguientes consejos:
- Ponga un horario y limite las horas, ya sea por semana o por día, que dedican sus hijos a los videojuegos.
- Antes de comprar o darle un videojuego a sus hijos, revise la clasificación que se indica en la parte posterior de estos, asegurándose que sean adecuados para su edad.
- En lo posible, evite los videojuegos con contenidos violentos.
- Se ha demostrado que uno de cada 10 usuarios es adicto a los videojuegos, existiendo personas que llegan a mentir, faltar a su trabajo y demás obligaciones y hasta robar con el fin de conseguir dinero para saciar su necesidad de jugar. En estos casos no dude en buscar ayuda profesional.
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