Érase una vez un hermoso lugar, rodeado por el verde y exuberante bosque tropical. La mayoría de sus habitantes eran muy felices con sus vidas tranquilas hasta que un día, un ogro decidió vender un pedazo de su propiedad a una corporación gigante, con el fin de crear un monstruo de metal, tan solo para su beneficio económico y sin tomar en cuenta el bienestar de aquellos a su alrededor. Estos monstruos son conocidos por comerse el cerebro, la sangre y demás órganos de los habitantes que viven en sus cercanías (máximo a 400 metros, el límite establecido por algunos países para la salud y seguridad de las personas). Pronto el monstruo estará respirando y comenzará con su dieta diaria, alimentándose del cerebro de los habitantes de la zona, destruyendo su salud.

Debe mantenerse adentro de una jaula para que así las personas no lo molesten pero, aún así, el ruido continua. Las personas que viven en las cercanías de este monstruo metálico se preocupan por su salud. No existe un gran número de investigaciones “publicadas” en relación al daño que puede causar, excepto por la información de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, quien ha establecido que este liberará suficiente energía como para causar problemas médicos severos.

¿Por qué alguien podría querer tener esto en las cercanías de sus silenciosas casas? ¡¡¡Nadie lo desea!!! ¿Por qué la persona que vendió la propiedad estaría dispuesta a poner en riesgo la vida de un niño o de cualquier persona? ¿Por qué no se le consultó a las personas sobre la construcción de este animal antes de hacerlo? ¿Quien lo monitoreará y con cuanta frecuencia? ¿Quien informará a los residentes sobre las cantidades de mW/cm² que están siendo emitidas? ¿Se le permitirá a la opinión pública el acceso a esta información?

Las siguientes son algunas citas de las investigaciones realizadas por médicos, físicos y otras personas sumamente inteligentes y capaces:

“Nuestros cuerpos son exquisitamente sensibles a las sutiles armonías electromagnéticas, y dependemos de pequeños impulsos eléctricos para conducir complejos procesos biológicos,” menciona el Dr. Robert Becker, autor de The Body Electric (El Cuerpo Eléctrico), y de Cross Currents, The Perils of Electropollution (Corrientes Cruzadas, Los Peligros de la Electrocontaminación). También dice “actualmente, el mayor elemento contaminante en el medio ambiente terrestre es la proliferación de (estos) campos electromagnéticos”. La radiación que una vez fue considerada como segura, se correlaciona ahora con aumentos en los defectos de nacimiento, la depresión, la enfermedad de Alzheimer, los trastornos del aprendizaje, el Síndrome de Fatiga Crónica y el cáncer. “Muchos investigadores, profesionales en salud pública y ciudadanos creen firmemente que los consumidores no deben ser obligados a actuar como conejillos de Indias durante los siguientes 20 años en un experimento de bioefectos. En pocas palabras, “nosotros somos el experimento”, para los efectos sobre la salud”.

Existen datos en donde el Dr. Gerard Hyland, miembro del Instituto Internacional de Biofísica, explica que los lineamientos de seguridad existentes para las torres de telefonía celular son totalmente inadecuados, ya que se enfocan únicamente en los efectos térmicos de la exposición. Hyland, quien ha sido nominado en dos ocasiones al Premio Nobel de Medicina, menciona que los lineamiento de seguridad existentes “no brindan ningún tipo de protección” contra las influencias no-térmicas. “Con toda razón el público se mantiene escéptico ante los intentos de los gobiernos y de la industria por tranquilizarlos y hacerles creer que todo esta bien, especialmente debido a la forma poco ética en la que con frecuencia operan simbióticamente con el fin de promover sus intereses personales.”
Esperemos que Costa Rica sea capaz de seguir lineamientos serios con el fin de mantener seguras a todas las personas. Si alguien conoce cuales son estos límites en Costa Rica, por favor comparta esta información.

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