Pablo Sánchez, nativo de Sámara, se ha convertido en uno de los mejores ciclistas de Centroamérica. Y ha encontrado la forma de balancear el éxito deportivo con los demás aspectos de la vida.
Durante las mañanas, Pablo Sánchez es un empresario. Su oficina es una hamaca en Playa Sámara, desde donde opera un negocio turístico de tours y surf. Al mediodía se concentra en ser padre, jugando con su hijo de 5 años, Slathan. La tarde la dedica a entrenar, pasando de 2 ½ a 3 ½ horas al día recorriendo las montañas alrededor de Sámara en su bicicleta. Finalmente, por las noches, disfruta su cuarto papel: el de marido para su esposa, Crislith.
“En mi vida, tengo que dividirme en cuatro etapas”, explica, como receta para lograr el equilibrio y el éxito. Sánchez, de 32 años, define el éxito como “estar conforme con lo que usted hace”, y según esa definición, considera que su vida ha sido un éxito.
Su nombre completo es Juan Pablo Sánchez Rodríguez, pero los demás lo conocen como Palucho. Nació y creció en Sámara, viviendo a tan solo 100 metros de la playa cuando Sámara aún era un pueblo de pescadores, antes que el turismo dominara la economía local.
Su época favorita del año en Sámara es la temporada baja, cuando no hay mucha gente y se puede disfrutar de la verdadera esencia de la playa: la paz y tranquilidad. Aunque su familia era de bajos recursos, logró obtener una educación, pues terminó el colegio y tomó cursos de turismo en la Universidad de Costa Rica. “Vivimos en la playa y si quieres tener un trabajo decente, tienes que aprender inglés”, afirma Pablo.
De surfista a ciclista profesional
Pablo comenzó a surfear cuando tenía 12 años. “Soy de raíces de surfeador”, comentó. Aunque su negocio también incluye el surf, considera que este es solo un pasatiempo. Su deporte es el ciclismo, pero explica que se inició en este deporte tarde en comparación con otros ciclistas profesionales, que generalmente comienzan desde niños. Pablo cuenta que desde los 10 años tenía una bicicleta BMX, pero comenzó a correr hasta 1998 cuando tenía 19 años, al ser alentado a seguir este deporte por el ex-ciclista profesional de San José, William Vargas.
Con gran dedicación y esfuerzo Pablo ha triunfado en una carrera tras otra, siendo reconocido como uno de los mejores ciclistas del país. En el 2011 terminó como Campeón Nacional en la categoría Máster A (30 años y mayores) tanto en resistencia como en maratón. Además se ubicó como el cuarto mejor Máster Latinoamericano según la Union Cicliste Internationale (UCI – Unión Ciclista Internacional). |
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Pablo con su esposa e hijo. |
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Pablo tenía pelo largo como un "Rasta" pero afirma que nunca ha usado
drogas. Foto contribuida. |
En lo que va del año la carrera que más ha significado para él fue el Guanaride, un recorrido de 5 días de casi 500 kilómetros desde Liberia a Playa Tambor realizado en mayo. En la tabla general, ganó la categoría Master A pero lo más importante para él fue haber ganado la segunda etapa de la carrera desde Playa Langosta a Sámara, ya que fue la primera vez que un ciclista de Guanacaste ha ganado una etapa de tan prestigiosa carrera. Estaba especialmente orgulloso de haberlo logrado en su pueblo natal.
Con dreads pero sin drogas
Al crecer en un pueblo de playa como Sámara, Pablo ha visto muchos jóvenes que se han involucrado en drogas, pero está convencido que el ser de la playa no significa que uno tenga que consumir drogas.
“Los deportes en general son una de las pocas formas de mantenerse alejado de las drogas”, afirma.
Hace unos años nadie le hubiera creído si les dijera que nunca ha utilizado drogas ya que llevaba el pelo en dreads, un estilo generalmente asociado con los Rastafaris y al fumado de marihuana.
Comenzó a dejarse crecer el pelo cuando tenía 13 años porque era la moda en el colegio y atraía a las muchachas. Sin embargo, se lo cortó hace dos años y medio porque todo ese pelo era incomodo al utilizar el casco de la bicicleta, además de ser muy caliente.
Espera que su ejemplo sea prueba para los demás de que pueden participar en un deporte y “vivir en el paraíso” sin drogas. Afirma que nunca ha consumido drogas ni se ha emborrachado y, al preguntarle por qué no, nos responde con sus propias preguntas: ¿Por qué debería haberlo hecho? ¿Cuál es la razón para hacerlo?
Con el cabello corto o largo, Pablo es exactamente la misma persona por dentro. Asegura que no necesita dinero para ser feliz. Su felicidad se deriva del trabajo, su comunidad, su deporte y, sobre todo, de estar con su familia.
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