No apto para cardiacos; así fue el partido final entre Finca Autria Nosara y Siquirreña. No fue sino hasta el minuto seis de reposición y a tan solo segundos del pitazo final que aparece Luis "Pato" Dinarte para literalmente sacar de la tumba al equipo nosareño y hundir en la tristeza a los caribeños, que no podían creer lo que presenciaban: se le escapaba el titulo que ya tenían en sus manos, el gol del “pato” empataba la serie 3 x 3 y obligaba a extender el partido 30 minutos más.
En lo que fue la mayor concentración de nosareños de la historia, donde podíamos ver desde los más destacados personajes hasta el mas humilde de los nosareños saltando y gritando a todo pulmón, el "si se puede" de Nosara estremecía las graderías. Para el final del segundo tiempo, ya muchos habían perdido las esperanzas. Los ojos lo decían todo, bastaba con cruzar la mirada con cualquiera y en su expresión se veía la resignación, algunos no aguantaron el pitazo final y sus lagrimas corrieron.
Mientras la sombra de la derrota corría por las graderías, los muchachos seguían batallando contra su mayor enemigo, el tiempo. Cada segundo de los últimos minutos fue una eternidad hasta que la dulzura del gol apareció y con él la esperanza y la locura.
Casi inmediatamente después del gol de Luis Dinarte, el árbitro tomo el silbato y dió por terminado el tiempo reglamentario, vendrían los 30 minutos. Ambos equipos estaban arrancando de cero, los veintidós jugadores tenían que hacer un verdadero esfuerzo físico y mental para ser los campeones.
El equipo y la afición de Siquirres se vieron muy afectados por el golpe certero que recibieron al final del segundo tiempo y allí fue donde Nosara saco su casta de campeón, que es lo que los tiene en la final: nunca menospreciaron a un rival pero tampoco se dejaron definir por él.
Ángelo Rodríguez puso el gol de la victoria
El corpulento jugador Ángelo Rodríguez, quien entró de cambio al inicio del segundo tiempo, tubo la frialdad necesaria en medio de tanta tensión para enfrentar al portero de Siquirres y con un poco de fantasía extra, le hace el famoso sombrerito al arquero rematando fuertemente al marco. Era el gol que le daba el título momentáneamente a Nosara. Ahora le tocaba a Siquirres luchar contra el reloj, sus piernas ya no respondían y en las graderías se empezaba a notar la ausencia de gargantas que los alentaban a seguir. Era el final de Siquirres pero el momento grandioso para Nosara. Llegó el pitazo y Nosara explotó de alegría.
Los aficionados habían soportado 120 minutos de sobresaltos pero cuando suena el pito final, todos se lanzaron a la cancha en busca de sus héroes; abrazos, lagrimas, oraciones y gritos se adueñaron del estadio donde todos corrían sin rumbo, y los medios trataban, entre gritos y cánticos, de tener las impresiones de los principales artífices de semejante hazaña.
La premiación fue bastante austera, cada jugador recibió una medalla, primero lo hicieron los siquirreños, quienes desfilaron frustrados y tristes para recibir la copa que los acredita como subcampeones. Después vendrían los flamantes campeones por su respectiva medalla y la codiciada copa. |